La Polonia del PiS y la España del PSOE.

"El respeto a los valores y al derecho de la Unión en la República de Polonia". Así se titulaba mi Trabajo de Fin de Grado (TFG) en el que ahondé, y reflexioné, sobre el desmantelamiento de la justicia polaca en particular y la liquidación del Estado de Derecho en general. Hoy, esos párrafos que escribí hace ya un tiempo para Polonia sirven, también, para España.  


Esta dificultad ha sido aprovechada por Gobiernos como el polaco, sustentado por el PiS, que desde su llegada al Ejecutivo en 2015, con su discurso patrióticamente nacionalista como caballo de Troya, ha ido desarticulando, golpe a golpe, la democracia. Empezaron con el contrapoder que podía hacerles sombra, el Judicial. Arbitrariamente diseñaron un Tribunal Constitucional a su medida, desmantelaron los más altos órganos del Poder Judicial y jubilaron forzosamente a jueces incómodos. Luego han continuado usurpando competencias al Parlamento y prosiguieron esa tarea atacando política y judicialmente la independencia de periodistas y medios de comunicación.

 

Los múltiples intentos de establecer vías de encuentro no han surtido efecto. En ocasiones, la lentitud del dialogo ha supuesto una ventaja para aquellos que se encuentran decididos a romper cualquier clase de norma institucional, y, además, la aplicación de los instrumentos “políticos” se ha revelado ineficaz -Marco Jurídico para reforzar el Estado de Derecho o el artículo 7 del TUE- . Consciente de ello, la Unión ha hecho valer sus recursos y fuerzas y ha sido el Tribunal de Justicia de la UE quien se ha erigido como el verdadero dique de contención ante la despiadada voluntad de la República de Polonia de doblegar al Estado. 

 

Y, sin embargo, lo que empezó como peculiares excentricidades de gobernantes en pequeños Estados, achacables a su historia de dominación comunista o a la falta de madurez democrática, según el juicio muy propio de la altivez de las grandes y viejas naciones fundadoras de la Unión, se ha convertido en un problema grave y enquistado. Ha ido infectando cada vez a más pueblos, como la manzana podrida que va extendiendo su veneno al resto del cesto. La UE tiene dentro el germen de su destrucción si no encuentra una vacuna. Lo peor no es la amenaza a una institución que ha traído setenta años de paz, sino la destrucción de los valores que ella representa.




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