Ya quisiera Messi

Me he equivocado de vocación. Tonto de mí me ha dado por el Derecho, pero podría haber aprovechado mucho más mis clases de educación física, o aquella vez que mi madre me apuntó a fútbol y, en el primer partido, marqué en propia puerta. Ahora, quizás, estaría ganando los 555 millones de euros que se embolsa Messi.


No sé vosotros, pero yo hay semanas que no gano eso, así que mi primera sensación cuando leí la noticia fue de una profunda envidia. Ya sé que no se debe. De hecho, en el colegio me enseñaron los pecados capitales, con los que descubrí que todo lo bueno o engorda o es pecado.

 

En realidad todos sabíamos que se forraba. El problema es que ahora ya no podemos silbar y mirar para otro lado, como si fuéramos un político corrupto. Ahora nos toca tener la certeza de que un tío, por pegarle patadas a un balón, ha ganado, en el tiempo que yo escribo este blog, vuestro sueldo de un mes.

 

Y que conste que no me parece mal; si una empresa se lo paga, ellos sabrán si les sale rentable. ¿Cuántos de nosotros pensamos que nos pagan demasiado? Pues eso. Dejemos de ser tan hipócritas. No nos fastidia que gane eso, nos fastidia no ganarlo nosotros. Aunque bueno, siempre me quedará el consuelo de que soy más alto que él. Ya quisiera Messi.




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