Acariciando la libertad
En la historia se han sucedido momentos claves desde antes de que César cruzara el Rubicón y dijese eso de la suerte está echada. Como cuando Stalin, en shock y en absoluta depresión, tras la sorpresiva invasión de la Alemania nazi en junio de 1941, esperaba su fin a manos de sus camaradas, y en vez de eso lo encumbraron. Oportunidad perdida.
Igualmente, cuando, en enero de 2019, Juan Guaidó asumió la presidencia interina de Venezuela. En ese momento, el Gobierno Bolivariano podría haber caído; el Régimen de Maduro estaba débil y languidecía, un simple soplo lo habría derribado. Pero España desaprovechó la ocasión y no reconoció a Guaidó hasta dos semanas más tarde, perdiendo ese momento crucial en que la portería está sin guardameta y sin defensas para marcar un gol.
Y ahora, estamos ante otro de esos momentos. El pasado domingo, en Cuba, miles de personas, hartos de la escasez de alimentos o de la falta de vacunas contra el COVID-19, en realidad hartos de saberse sin futuro y de no tener presente, se echaron a la calle protagonizando las mayores protestas antigubernamentales en 27 años. Protestas que han sido reprimidas duramente por el Régimen cubano y que han supuesto, entre otras, la desaparición forzosa de 187 ciudadanos, la detención de cientos de personas, entre ellos periodistas, o el corte de Internet en toda la isla caribeña.
Si alguien duda de la naturaleza del Gobierno cubano que se pregunte si consentiría que el de España cortase Internet, si permitiría la escasez de medicamentos y de productos básicos durante largos años, o si asumiría que los policías pudieran entrar en su casa y detenerle sin ninguna orden. Pues eso.
La Unión Europea aceptará la posición que adopte nuestro país respecto a Cuba por nuestros vínculos iberoamericanos, así que tenemos doble responsabilidad. Por eso, debemos de empezar llamando a las cosas por su nombre, y al Gobierno cubano, dictadura. La dictadura castrista caerá si la comunidad internacional actúa con beligerancia, sin ambages y con determinación. España puede liderar la libertad de Cuba. Hay momentos que son claves para la historia y este es uno de ellos. Espero que no dejemos pasar otra oportunidad.